No deseo desaparecer de la faz de la tierra, sin dejar al menos, una huella de mi existencia al andar por ella.

Luis Jiménez Dubernard.

El autor.

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domingo, 25 de julio de 2010

PUBLICACION: ALGO PARA REFLEXIONAR ¡HONOR A QUIEN HONOR MERECE! LA MUJER, 1983

ALGO PARA REFLEXIONAR

¡HONOR A QUIEN HONOR MERECE!

LA MUJER

Por: Lic. Luis Jiménez Dubernard.

¿Qué tan hombre te crees que eres? o ¿Qué tan macho te sientes? , ¿Quién está detrás de tus costillas?

¿Qué dice la Biblia?, tu mujer, fue creada de una de tus costillas, ciertamente es un pasaje bíblico pero resulta que hay algunos hombres lo han tomado muy literalmente.

¡Tu costilla!, como algunos “hombres” según “muy hombres” suelen llamarle peyorativamente a su mujer, novia, compañera, pareja o esposa.

En el “PARAÍSO” se llamo Eva, ¿Cómo se llama en tu casa?, quizá Lourdes, María, Raquel, Sofía, Patricia, etc.

Realmente deberíamos de cuestionarnos los del sexo “fuerte”, si efectivamente le hemos dado el lugar que merece a través del tiempo que convivimos con esa “costilla”, (que de costilla no tiene nada), pues vale más, ¡SI! mucho más de lo que creemos, porque tiene grandes valores, por lo que representa, como ser humano y además como mujer, (pues no es una mercancía que se venda por kilo en los puestos de carnitas).

Todavía vivimos inmersos en una sociedad hipócrita en la cual hemos delegado y sobajado a la mujer y no respetamos su individualidad como un ser independiente y libre, creyendo que nos pertenece como si fuera un objeto que compramos en la lagunilla, ¿Por qué no le otorgamos su libertad?, de ahí acontece, que existan muchas mujeres valientes que han optado por luchar y conseguirla aún a costa de que la sociedad las tache y las critique e incluso las margine.

Sin embargo, ¿cuántas de ellas han demostrado tener tantos valores que no hemos aceptado? y todo por un aspecto derivado de la educación tradicional que nos remonta a las épocas de Moisés, porque entre los diez mandamientos existe el de “no desearas a la mujer de tu prójimo”, ¿Dónde queda el hombre?, siempre desplazamos a la mujer disque porque es la “débil” pero realmente ¿lo es? Solo recordemos que el umbral de dolor es más elevado en la mujer. Pues parir es solo de ellas, de nadie más.

Y ¡!, hay mujeres que son más fuertes que nosotros los hombres, no tanto físicamente sino intelectual y emocionalmente, ¿Por qué no aceptarlo?

Acaso, ¿porque según la sociedad “pierdes tu hombría”? o ¿porque tu “machismo” se impone? o ¿tu postura ante tus “cuates” se encuentra en peligro? Recuerda que los “machos” son más cobardes que la más “débil” de las mujeres.

Aquí es en donde tenemos que demostrarnos a nosotros mismos que tan hombres nos sentimos como para aprender de la mujer tantas cosas que nos pueden enseñar y aceptarlo con sinceridad y humildad. ¡Ho! Acaso ¿eres “tan macho” que no necesitas que ninguna mujer te enseñe nada?, te felicito, seguramente tu “hombría” la has de demostrar abusando de tu fuerza física.

No podemos ni debemos menospreciar a la mujer por ser mujer, sino al contrario, tenemos que escucharla y tomar en cuenta sus puntos de vista y opiniones, así como, respetar sus decisiones ya que es tan independiente e individual como nosotros los “hombres”.

Ahora bien, yo te pregunto: ¿en cuánto valoras el placer de tener lo que tienes? Y puedo asegurarte que mucho a tenido que ver esa mujer (o quizá otra), para que tu como hombre te realices y brilles ante los ojos de la sociedad. Pero ¿Cuánto crédito le has concedido por lo que has aprendido a su lado? Y ¿Cuánto ha intervenido ella para obtener tus triunfos personales? He aquí cabe el clásico dicho de que:

Detrás de un gran hombre existe una gran mujer.

Yo considero que debía de estar estructurado al revés, que:

Detrás de una gran mujer existe un gran hombre.

Observemos los anales de la historia, por ejemplo; de no ser por “la Malinche”, Hernán Cortez no hubiese podido comunicarse con los indígenas, pues ella le servía de intérprete y además lo confortaba durante su estadía en el lugar.

Junto a Napoleón se encontraba Josefina quien lo aconsejaba y lo esperaba durante sus largas conquistas y “apapachaba” en sus momentos más íntimos.

Y podría mencionar a muchas grandes mujeres de la historia, pero no acabaría.

Ahora bien, el hombre moderno, por las situaciones que presenta la economía y la vida actual a adquirido un papel de ayuda en el hogar, ¡quiero aclarar!, que no debemos confundir el respeto mutuo con el clásico “mandilonismo” o “ser mandilón”.

Los nuevos tiempos han modificado la estructura social y se han ido desechando los tabúes tradicionales en los cuales el hombre siempre tiene que ser la “cabeza del hogar” y el sostén de la familia, hay que romper con las costumbres de antaño en las que nuestros abuelos mantenían a nuestras abuelas dentro de un margen “a veces muy represivo”, claro, hay que comprender que por la época que vivieron, esa era la educación que recibieron, “victoriana”.

Esto ya no “debe” o no “debería” de existir en la actualidad, ahora es importante tomar compromisos y obligaciones dentro del hogar y cooperar con nuestra pareja para llevar una relación armónica, compartida, sana y responsable.

Analicemos pues nuestra relación y existencia común y reconozcamos estos grandes valores para crecer juntos (y no en constante competencia y rivalidad) con sentimientos más profundos y verdaderos hacia la mujer.

¡Respétalas y amalas tanto como a ti te gustaría ser respetado y amado! Y las relaciones para con ellas serán cada vez mejor.

Cuernavaca, Mor. 1983